Esta vez fui yo solo al supermercado. Tenía que comprar una única cosa: bolsitas de plástico para congelar comida. Acabé comprando varias cosas que no necesitaba y seguramente contribuyan a perjudicar mi salud.

Por $4.29 adquirí una caja con dos mini deep dish pizza de pepperoni de la marca Red Baron. Esta marca es fácil de encontrar en cualquier tienda con sección de congelados y las he visto en varias casas. Ya he probado la pizza normal de pepperoni y quería ir un paso más allá.

La ración es una pizza. 159 gramos y 430 calorías. Curioso que conteniendo dos pizzas el total de calorías de la caja sean 850.

Como no sé mucho de nutrición simplemente dejo una foto del contenido. Sin tener mucha idea creo que estas pizzas son bastante malas para la salud. Comerse las dos representa un 94% de las grasas saturadas recomendadas para un día entero y el 88% del sodio.

No creo que haga falta decirlo pero lo diré de todos modos. El tamaño de la ración es ridículo. Una persona se puede comer tranquilamente las dos pizzas. Tuve que hacerme un sandwich de pavo después porque tenía mucha hambre.

El modo de preparación es sencillo. No tengo microondas así que las hago al horno. Precaliento a 375°F (unos 190°C). Cuando suena la campanita pongo las pizzas sobre un papel y las introduzco a una altura media. En 22 minutos están listas.

Mi experiencia con las pizzas congeladas es que se encogen bastante al pasar por el horno. Felizmente este no ha sido el caso. Ya son bastante pequeñas como para ir menguando.

El horno que tenemos en casa es bastante cutre y seguro que pierde calor y es ineficiente. Las pizzas cogen un tono dorado pero no llegan a estar crujientes. La masa está algo dulce y recuerda más a una tartaleta de manzana que a una deep dish pizza. No está mala pero no es la masa que esperaría para una pizza así.

Los toppings están ricos. El pepperoni debe ser el mismo que usan para las otras pizzas pero esta vez en vez de poner la rodaja entera lo han puesto troceado. Una pizza tenía un montón y la otra no tenía casi, así que me he tomado la libertad de reordenarlo al gusto.

La esencia de las deep dish pizza es el relleno. En este caso el pepperoni venía esparcido por la superficie, pero si vas a un restaurante y la pides de salchicha (muy típica en Chicago) la salchicha viene sumergida en el queso quedando oculta a la vista hasta que le pegas bocado.

El relleno no es abundante. En los ingredientes veo que puede contener leche, pero no la citan explícitamente. Dudo que lo que lleve la pizza sea queso. El queso es demasiado caro como para que esto cueste menos de $5 y encima me atrevo a soñar con que lo echen en abundancia.

Es lo que le falta a la pizza para que sea una deep dish de verdad. La idea está ahi pero la resolución es tímida. La distancia desde la parte superior del relleno al borde es elevada y parte del relleno es simplemente más masa.

Mi parte favorita de los ingredientes es cuando dice “contains bioengineered food ingredients”. ¿Me he convertido en un cyborg después de comer estas pizzas? ¡Estoy escribiendo sin usar el teclado! ¡Puedo volar!

Las conclusiones a las que llego son que a pesar del reducido precio la espera de más de 20 minutos en el horno hace que no valga la pena. Es un buen producto por si te entran los munchies pero si alimentas a tus hijos con ellas claramente eres un mal padre.

Las películas son una fuente inacabable de ideas para ver dónde o qué comer. Fue viendo el documental The Grand Unified Theory of Howard Bloom que presté atención a la cadena Applebee's. En el documental Howard Bloom tiene una cita con una mujer y deciden ir a Applebee's. Hace ya tiempo que vi el documental y no me gustó, así que es posible que esta parte me la esté inventando. Corrígeme si es así.

Le dije a mi mujer que quería ir a Applebee's. La cara de asco que me puso todavía la recuerdo tanto tiempo después.

Este mes de octubre me sorprendió un día diciendo que me iba a llevar por fin a uno. En su momento no hice la asociación pero después caí en la cuenta que es el perfecto restaurante para Halloween. La comida está tan mala que da miedo.

Llegamos poco antes de las 15:00, hora a la que empieza la happy hour y los entrantes están a mitad de precio. Nos hicieron esperar. Mientras tanto pedí un Mountain Dew de color azul. Ni siquiera me apetecía un refresco. Fue el color azul que era tan intenso que tenía que probarlo.

El restaurante estaba lleno de gente variopinta. Delante teníamos a una pareja joven de gran tamaño y delante de cada uno de ellos un plato de pasta con el que yo tendría suficiente para toda la semana.

En la barra había un grupo de señores y señoras de mediana edad que se conocían. Tenía pinta de que eran asiduos. Todos bebían cócteles y uno de ellos pinchaba los trozos de fruta del interior como si estuviese comiendo una ensalada.

Según iba señalando cosas para pedir en la carta mi mujer se iba retorciendo más y más. Siempre me dice que elija yo la comida y luego me va diciendo que no y al final acabamos comiendo lo que ella quiere. Esta vez al menos pude elegir las alitas de pollo deshuesadas con Flaming Hot Cheetos.
También pedimos palitos de pretzel con salsa de queso y mostaza y nachos con dip de espinacas y queso.

Si la descripción no te ha hecho babear la foto de arriba tampoco lo hará.

En Estados Unidos tienen un problema con el queso. Llaman queso a cualquier plástico derretido. El queso americano ni siquiera es queso. Si le añadimos espinacas, una de las comidas que menos me gusta, pues la comida no podía ir bien.

Los pretzels no estaban mal. Al fin y al cabo son un trozo de pan con sal por encima. La salsa de mostaza (y creo que miel) estaba buena. Muy dulce.

Las alitas de pollo... algunas estaban crudas por dentro y tenían líquido blanco. A la ya de por sí desagradable situación le añadí algo que no debería de haber hecho: busqué reseñas en internet. Varias personas aseguraban haber pasado días enfermas tras comer estas alitas.

Dejamos lo que quedaba en la mesa y nos fuimos. Pagamos no llega a $30 por todo.

Siento curiosidad por saber qué tal le fue la cita a Howard Bloom. Me pregunto si seguirá haciendo flexiones.

Sigo explorando las pizzerías del barrio. Cada vez me da menos reparo ponerle los cuernos a mi querida Dante's. Me duele admitir que estoy empezando a aborrecerla y he de poner algo de distancia para salvar nuestro amor.

Hace unas semanas hicimos una visita rápida a Bungalow by Middle Brow. Descubrimos que tienen hora feliz de miércoles a viernes de las 16:00 a las 18:00. A las duras descubrimos también que no todas las pizzas ni todas las bebidas tienen descuento. No pasa nada, hay material de sobra para probar.

Tomamos una mushroom pizza (mushroom cream sauce, caramelized onions, fontina cheese, oyster mushrooms and chives) para compartir entre dos. Hice unas fotos que salieron horrendas y no escribí nada por aquí. No sé por qué me salen tan mal las fotos con un iPhone 14 Pro. Oscuras y borrosas.

Hace unos días unos amigos nos llamaron para ir a por unas pizzas y repetimos. Fue un poco duro quedar para cenar a las 17:00 pero uno hace lo que sea con tal de comerse una pizza.

Salió un día soleado después de varios días lloviendo y todos pensamos en salir a tomar algo a una terraza. Hacía un par de meses que no se veía tanta gente sentada al aire libre. Les debió pillar desprevenidos a los del restaurante y andaban cortos de personal. En realidad creo que solo decidieron pasar de nosotros.

Tardaron más de 20 minutos en atendernos. Esto es normal en España pero no en un país donde casi todo el dinero que ganan los camareros viene de las propinas y las propinas se dan cuando el servicio es bueno.

Para la cena de parejitas nos pareció correcto pedir dos pizzas. Una “special: soppressata + hot honey (or, sunday afternoon on a patio in bushwick in 2008)” y una pepperoni pizza.

Las pizzas solo vienen en un tamaño. No he encontrado la medida. Deben ser unas 12” o 30cm.

La masa es fina, de las que me gustan. Están cocinadas al horno de piedra (es lo que parece, porque el horno no lo he visto) y la corteza sale en el punto justo de tostado. Un poco quemadita, lo que aporta sabor, olor y textura. Este estilo de masa es mi preferida y aquí la hacen de maravilla.

Marca de la casa debe ser ese confeti de queso que comparten todas las pizzas. No tengo ni idea de qué tipo de queso es. Le da un toque… y ¡es queso!

La special no tenía precio especial por la hora feliz, así que costó sus $22 íntegros.

Los ingredientes son tomato, soppressata + fermented pepper hot honey.

Casi todas las mesas de alrededor tenían una pizza de estas. La camarera dijo que era la más famosa y uno de nuestros amigos dijo que era su preferida. En el Nuevo Mundo la sobrasada es algo exótico.

La mezcla de ingredientes está buena pero no me gustó que no llevara queso. Combina a la perfección. No tienen excusa para no ponerlo.

Un desayuno de un sábado que te levantas perro pero creativo: tostada de pan con sobrasada y un poco de miel. ¡No la untes en el café!

La de pepperoni si que vino con descuento del 50% y costó $11.

Los ingredientes son fresh mozzarella, tempesta pepperoni, tarragon. El estragón es lo que le da el toque arriesgado a esta pizza.

La pizza de pepperoni es la pizza que uso para comparar. A veces pido media de salchicha, que es típica de Chicago. En España usaba también la carbonara pero aquí no la he visto en ningún sitio.

Está bien rica. No hay nada más que decir.

Esta también fue feliz y al 50% pagamos $10 por ella.

Después de las dos pizzas nos quedamos con un poco de hambre y nos quedaba cerveza así que en cuanto captamos la atención de la camarera (que seguía evitándonos) pedimos una tercera de champiñones. Esta ya la habíamos probado y quería repetir.

Pasó casi media hora y la pizza no llegaba. Le pedimos a la camarera que cancelara el pedido y trajera la cuenta. Se fue para dentro y… que casualidad que la pizza justo estaba entrando al horno.

Cuando la pedimos la otra vez ni siquiera miré los ingredientes. Me sorprendió que no llevara tomate ni jamón. En mi mente la pizza de champiñones es la típica de jamón y queso a la que le echan también champiñones. Aquí no.

La salsa es una crema de champiñones y por encima lleva más champiñones y cebolla. También queso.

Tal vez si hubiera leído los ingredientes la primera vez antes de pedirla no la hubiera pedido. Me alegro de haberlo hecho porque estaba realmente buena.

La conclusión es que las pizzas están muy buenas. Me gustaría probarla todas y no voy a poder porque $20 para alguien sin trabajo es mucho dinero. Aprovecharé la hora feliz cuando me apetezca una buena pizza.

Una cosa que me encanta del Halloween americano (¿existe otro?) es que todas (o casi todas) las marcas de dulces sacan versiones especiales para la ocasión. Como tengo poca experiencia en todo el tema no sé si cada año son iguales o van cambiando.

El año pasado no estuve en Estados Unidos. Me tuve que marchar un par de semanas antes, pero justo antes de marchar pude comprar un montón de dulces para llevar a España.

Este año solo he comprado tres tipos de dulce. Venían en bolsas de unas 20-y-pico unidades y 3 bolsas costaban $10.

Hersey's es una marca creo que principalmente de chocolates. Es la que se usa popularmente para los s'mores y la que normalmente compramos en casa.

Estos colmillos de cookies 'n' creme estaban realmente buenos.

De todas las chocolatinas probablemente las Snickers sean mis favoritas. No puedo comer muchas porque son bien empalagosas y mi tamaño favorito es este, también llamado fun size.

La edición de Halloween se ha llamado Ghoulish Green y a parte del envoltorio verde han echado tinte dentro de la chocolatina.

De lejos la mejor de las tres que compramos, pero eso ya lo sabía.

Los Reese's son muy populares por aquí y no creo que existan en España. No hace tanto que me fui pero hoy el día el mundo avanza bien rápido y quien sabe.

Son unas chocolatinas con manteca de cacahuete y vienen en muy diferentes formatos. Este formato son Reese's cups.

El año pasado compré unas que tenían forma de calabaza y el envoltorio brillaba en la oscuridad. Este año el envoltorio no tiene mucha novedad más allá del nombre, Franken-cup, y el interior también tintado de verde. En la foto no se ve todo lo verde que es en realidad.

Todavía no acabo de entender el fenómeno de la manteca de cacahuete. Está buena en pequeñas dosis. Hablamos en unos años.

La cantidad ha sido perfecta. Comiendo un par de chocolatinas al día cada uno nos han durado hasta el 1 de noviembre.

El año que viene más.

A estas alturas ya nadie me va a creer cuando diga que no suelo ir al McDonald's y es que he ido ya dos veces este mes.

Vi en el Twitter de @DinosaurDracula que había vuelto la promoción Boo Buckets. No tenía ni idea de lo que era pero en cuanto se lo dije a mi mujer se emocionó y nos fuimos directos al coche.

Ella sí que llegó a vivir en los 90 la promoción original y me contó cómo iban a pedir caramelos por el barrio usando estos cubos.

Halloween es especial para nosotros. Nos conocimos una noche de Halloween en Barcelona y ella y su amiga eran las únicas disfrazadas. Y las únicas americanas.

Este va a ser mi primer Halloween en Estados Unidos. Tenía que haber estado aquí para el Halloween de 2020 y 2021 pero entre pandemias, pitos y flautas no pudo ser.

Esta vez el precio sí que ha sido el normal de Happy Meal. No llega a los $5 antes de impuestos y la comida es porción para niños. Las patatas son bien pequeñas y te dejan elegir entre gajos de manzana o doble ración de patatas. La hamburguesa era una cheeseburger normal y también se podía pedir con 4 o 6 nuggets de pollo.

El cubo es el "juguete", así que no trae ningún monigote extra. Por lo que he leído, en los 90 la tapa del cubo era una tapa de verdad. Esta vez la tapa es una cartulina redonda con unas pocas pegatinas para que las pegues sobre unos esqueletos. Un poco cutre.

Visto lo visto ya no me atrevo a decir que no volveré a McDonald's en una temporada.