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La Rosalía en Chicago
Creo que fue en abril, cuando todavía estábamos en España, que mi mujer me dijo que había comprado un par de entradas para ver a Rosalía en septiembre en Chicago.

Mirando mi cuenta en last.fm veo que en 2020 escuché a Rosalía 3 veces. Las 3 fue la canción TKN. Fue por una lista colaborativa que hicimos para un viaje ese verano. En 2021 otras tres veces. Dos veces La Fama y una vez Fuckin Money Man. Igual, una lista colaborativa para otro viaje. En 2022 tengo 31 escuchas. Todas en un par de días de abril y todas del Motomami.

El resto de veces que he escuchado a Rosalía ha sido de manera pasiva. Porque sonaba por ahí. Así que se puede decir que preparado para el concierto no estaba.



El concierto fue el miércoles 28 de septiembre en el Aragon Ballroom de Chicago. La sala tiene capacidad para 5000 personas y estaba llena. La acústica fue muy buena y el escenario muy visible.

La sala era completamente interior. Como se puede ver en la pantalla de la foto de arriba, rodeando a la pista hay unos arcos y el techo está pintado como un cielo estrellado dando una sensación muy realista de estar en un exterior.



Como ya había leído en numerosas ocasiones, la puesta en escena fue muy sobria. Nada de decoración salvo un montón de hombres musculados e hiperflexibles con poca ropa. La versión opuesta a un concierto de Mötley Crüe.

Un montón de cámaras retransmitían el concierto en tiempo real por las pantallas de la parte posterior. Había una cámara en trípode frente al escenario, una cámara móvil en el escenario y en diferentes ocasiones los bailarines y Rosalía también llevaron cámaras.


En una canción tocó la guitarra. No recuerdo la canción. El look es muy de los 90. Y el fondo... una mezcla de agua y vídeo del Windows Media Player.



En otra canción tocó el piano con el fondo del Windows XP. Creo que fue la canción Hentai.

No sé si sale muy rentable llevarte por todo el mundo un piano de cola para una sola canción pero con el precio que pagamos por las entradas también me hubiera gustado ver a un elefante haciendo el pino.



En esta foto lleva una falda que cubría casi todo el suelo del escenario. Se podía ver en las pantallas cuando enfocaba la cámara desde arriba.

La canción no sé cómo se llama. Tiene un fondo de guitarra muy stoner que me recordó a Red Fang y una voz flamenca.



El abecedario no podía faltar. Es ya famosísimo y casi parte de la cultura española.



Para la última canción salieron todos en patinetes. Rosalía llevaba una cámara en el patinete y casi toda la canción la cantó mirando a esa cámara. Daba la sensación que con tanto patinete alguno iba a acabar en el suelo pero lo hicieron muy bien y el caos al final resultó ser orden.

A pesar de no ser fan de Rosalía disfruté de lo lindo. El show se sintió muy cercano a pesar de haber 5000 personas allí embutidas y hacer un calor considerable. Fue ameno y se pasó rápido. Ella dijo 2 horas pero fueron más bien 94 minutos.

El formato fue realmente novedoso para mi. Creo que está muy acorde a la época actual, donde todo transcurre a través de una cámara y una pantalla. El público estábamos delante, pero ella no nos hablaba directamente. Lo hacía a través de cámaras y supongo que todos mirábamos la pantalla en vez de a ella. Estaba pero podía no haber estado.

El público también era gracioso. No había tanta gente española como hubiera pensado. No tengo ni idea del número de españoles que somos en Chicago. Había mucha gente latina que sí que entendía las letras y las cantaba y luego había otra parte que no tenía ni idea de lo que decía la letra. Lo puedo afirmar porque estuve rodeado de estas personas y cuando intentaban cantar no daban ni una. Eso sí, lloraban y gritaban mucho.
11 Oct - Sin comentarios -
Happy Meal para adultos
Acabamos de volver a casa tras más de una semana fuera y tenemos la nevera vacía. — Hoy empieza una promoción en McDonald's. Happy Meals para adultos. ¿Vamos? — Venga, va.

Otra vez encima del coche. Espero que no haya mucha cola. Bien, solo 4 coches delante nuestro. Una chica se nos acerca y mi mujer baja la ventanilla. Le da un ataque de risa cuando se escucha decir en voz alta "dos happy meal para adultos, por favor". La chica que toma nota en su tableta se muestra comprensiva y sonríe. Nos dice que todos estamos reaccionando igual. Con vergüenza.

Llegamos a la ventanilla y pagamos. $24.56 impuestos incluidos. Adelantamos un poco más y nos entregan las dos cajas. Son bastante feas y más grande de lo que las recuerdo. Se supone que he de sentir emoción o nostalgia pero no siento ninguna de las dos.




Este Happy Meal es una colaboración con Cactus Plant Flea Market. Ni idea de qué o quién son. Por lo que he visto en internet hacen ropa muy cara que se revende todavía más cara.

No suelo ir a McDonald's y no tenía ni idea de lo que costaba un Big Mac hasta hace una semana, que tenía mucha hambre y lo único que encontré abierto por la noche fue un McDonald's. Me cobraron $10.50 por un menú Big Mac mediano y me pareció carísimo.

Hay dos tipos de cajas: Big Mac o 10 Chicken McNuggets. Cuestan aproximadamente $2 más por la caja y el muñeco. Pedimos una de cada.



Con los muñecos estoy bastante decepcionado. Son feos de narices. Aquí supongo que la culpa es en parte mía por comprar algo sin saber. Mi mujer por el contrario está bastante emocionada y ha propuesto comprar más Happy Meals para conseguir los 4 modelos.


Creo que no he sentido la nostalgia porque no he comido muchos Happy Meals. Recuerdo haber ido con mis padres un par de veces al McDonald's y pedir Happy Meal. Fue ya de adulto cuando recurrí a las hamburguesas de 1€ para calmar las borracheras o hacer concursos a ver quién podía comer más.

De esas veces que fui con mis padres recuerdo que las cajas se podían recortar y formar un decorado con el que podían interactuar los juguetes. Me gustaba cuando los juguetes eran los personajes de McDonald's. No me gustaba cuando daban juguetes de películas. Recuerdo también buscar algún muñeco que alguien se hubiera olvidado.

De momento tengo los dos monigotes puestos al lado del ordenador hasta que me canse de ellos y acaben en algún cajón y dentro de 30 años me los encuentre y me acuerde de esto.

O me he convertido en un viejo cascarrabias o el negocio de la nostalgia está perdiendo fuelle.
03 Oct - Sin comentarios -
Trasladar una base de datos PostgreSQL de Heroku a Fly.io
Exportar una base de datos en Heroku es fácil y se puede hacer siguiendo las instrucciones de su documentación:

Para preparar una copia basta con ejecutar el siguiente comando:
$ heroku pg:backups:capture --app <app-name>

Para descargarla, ejecuta este otro comando:
$ heroku pg:backups:download --app <app-name>

Este último comando descargará un fichero llamado latest.dump que será el que usaré para importar a Fly.io

Crear y enlazar una base de datos PostgreSQL en Fly.io


La documentación de Fly.io es fácil de seguir y tiene un apartado dedicado a Postgres.

Crea una nueva base de datos con el comando:
$ flyctl postgres create

Te preguntará varias cosas como el nombre de la app (yo la suelo llamar <app-name>-db), la región, y el tipo de dyno que quieres usar.

Al terminar mostrará en consola los datos de acceso. Guárdalos porque no los podrás volver a ver y te harán falta para cualquier cosa.

Para enlazar la base de datos a una aplicación usa el comando:
$ flyctl postgres attach --app <app-name> <postgres-app-name>

Esto creará una variable de entorno DATABASE_URL en la app a la que hayas enlazado la base de datos. Asegúrate que no existe ya. De otro modo dará error.

Una vez las aplicaciones están enlazadas ya solo queda importar la base de datos. Hay que hacer un par de cosas aquí. Seguramente hay otras formas de hacerlo pero esta ha sido la que me ha parecido más fácil y lógica.

Para poder ejecutar directamente el comando pg_restore en la app de Fly crea primero un proxy en el puerto 5432:
$ flyctl proxy 5432 -a <postgres-app-name>

Con el comando pg_restore importa los datos de Heroku a la nueva base de datos especificada con el flag -d. Aquí es donde entra en juego el proxy creado anteriormente.
$ pg_restore --verbose --clean --no-acl --no-owner -d postgres://postgres:<password>@localhost:5432/<database> latest.dump

En la consola aparecerán un montón de errores pero al final todo funciona correctamente. O debería.
14 Sep - Sin comentarios -
Paella Valenciana Iberia
Llevo unos meses en Estados Unidos y una de las cosas que más me gusta es ir al supermercado.

Cada vez que vamos mi mujer me deja comprar una cosa que no conozco. Si tengo suerte, dos. Como si fuera un niño pequeño en una tienda de golosinas.

Normalmente compro cosas congeladas, patatas fritas o bebidas con sabores que nunca he probado. A estas alturas me gustaría decir que soy un experto en comida basura pero lo cierto es que disto mucho. Necesitaré unos cuantos años más de cata.

En repetidas ocasiones me he encontrado con productos de Valencia. Tienen sacos de arroz estilo Valencia pero cultivado en USA. También venden botecitos de especias con corteza rallada de naranja valenciana. Algún día cuando tenga material suficiente haré un recopilatorio de productos españoles y/o valencianos.

De momento, hoy, voy a centrarme exclusivamente en la paella. Es de lejos el arroz más famoso de Valencia. Pero no el mejor. El mejor no te voy a decir cual es porque no quiero que me lo fastidien como han hecho con la paella.

Desde lo alto de la estantería me mira. Han sido varias las veces que he resistido la tentación. Ya no he podido aguantar más. La caja invita a soñar. Si por $7 puedo conseguir lo que se ve en el frontal, ¡es un regalo caído del cielo! ¡Hay que ser tonto para no comprarlo!



No te miento al decir que estoy leyendo el lateral y la parte trasera de la caja a la vez que escribo esto.

En el lateral dice que hay cerca de 10 raciones por envase. 1,5 cucharadas de marisco y 2 cucharadas de arroz. Todo el mundo sabe que en Valencia con dos cucharadas de arroz tenemos suficiente porque el resto de espacio del estómago lo necesitamos para la cassalla.

En la parte trasera dice que hay 6 raciones de 1 taza. En Estados Unidos utilizan medidas extrañas y una taza no es una taza de café con leche, sino que tiene una medida exacta y se puede convertir en otras medidas. ¿Cuántas tazas son un pie? 🤔



Antes de abrir la caja la he agitado para tratar de adivinar su contenido. ¿Cómo vendrán los ingredientes para que puedan aguantar hasta 2025?

La respuesta es en una bolsa y una lata. Entre sorprendente y decepcionante. No tengo muy claro qué esperaba encontrar, pero desde luego una lata no.

El hecho de que me haya sorprendido es porque ni me digné a leer la parte trasera de la caja donde explícitamente dice "Contiene una bolsa con arroz especialmente sazonado y una lata con una deliciosa mezcla de mariscos".

Me encantaría conocer a la persona que escribió ese texto y, bajo juramento con la manita apoyada en una biblia robada de un motel de carretera, preguntarle si iba en serio cuando lo escribió.

La bolsa y la lata debían ocupar 1/3 de la caja. Al igual que con las patatas fritas y los juegos de mesa de Fantasy Flight Games, más de la mitad del paquete es aire.



La siguiente sorpresa-susto ha sido al abrir la lata. Solo dos de los ingredientes contenidos forma parte de la receta de la paella, la judía verde y sal. Aunque en la paella se usa la judía plana y esta es redonda.

No me voy a poner a discutir aquí sobre los ingredientes de la paella y si lleva o no chorizo. Los ingredientes básicos son: aceite de oliva virgen extra, pollo, conejo, judía verde, garrofó, tomate, agua, sal, azafrán y arroz. A partir de aquí hay ligeras variaciones según la comarca y lo que crezca o se críe en ella. Pero desde luego no lo que hay en esta lata.



En esta imagen se puede apreciar que media lata es aceite de soja. El resto de contenido de la lata es calamar, mejillones, berberechos, guisantes, zanahoria y pimiento dulce. Y aunque no lo ponga, juro que también hay pepinillos. En la última foto se pueden ver cortados a daditos entre el arroz.



A estas alturas ya ni me digno a pedir disculpas por usar una sartén. Por extraño que resulte los valencianos no viajamos por ahí con una paella (aunque la puedes comprar en el Walmart).

Quise seguir las instrucciones al dedillo y puse una tapa a la sartén, pero como era previsible, el agua desbordó al empezar a hervir.

Estoy aprendiendo a cocinar con gas y no controlo la temperatura, así que se me evaporaba el agua todo el rato. Tuve que echar más y más. La sartén era más profunda que una paella y temía que el arroz de abajo se pasara y el de arriba se quedara duro.



Por suerte el arroz debió crecer alimentado por una amplia gama de productos químicos que lo prepararon para todo tipo de inclemencias y quedó hecho al punto. Algo bueno tenía que haber en esta historia.

Ni el arroz bomba de Valencia es capaz de resistir todo lo que le hice y quedar tan bien.



Como paella ha sido una decepción total. Como experimento, un éxito.

La mayor pega a la hora de comerlo es que tenía tanta sal que la tensión se nos puso a la altura de la Sears Tower.

Mi parte favorita de toda la historia es cuando descubrí, al masticar, que había pepinillos en el arroz. Paré la tv para rebuscar en el arroz y maldecir en voz alta.

Puedo afirmar sin temor a equivocarme, y creo que estarás de acuerdo conmigo, que estamos ante un claro ejemplo de arroz con cosas.

PD: he visto en el supermercado que tienen dos cajas más con otros tipos de paella. No descarto volver a intentarlo pasado un tiempo. Estate al loro.
11 Sep - Sin comentarios -
Pizza Lobo
A una distancia razonable para ir andando desde casa tenemos unas cuantas pizzerías. En los pocos meses que llevamos aquí me emocioné con una pizzería y he estado yendo religiosamente todos los miércoles hasta hace un par de semanas que decidí que era hora de explorar el territorio. Ayer decidimos salir de expedición.

Casi a diario paso por delante de Pizza Lobo. Es uno de esos locales que son muy vistosos desde fuera. Tan vistoso que temes que la comida no le pueda hacer justicia.

Unos amigos nos advirtieron de que es bastante caro y aunque la comida no está mal no merece el precio. Por otro lado he visto a gente en el grupo de Facebook del barrio que adora este sitio.


La pizzería es bastante grande. El edificio principal tiene una barra rectangular en el centro y mesas alrededor. Cuenta también con un amplio patio que tiene tanto zona cubierta como descubierta. Hay mesas grandes y pequeñas. Para parejas y grupos. Sillas, mecedoras, hamacas. Y hasta una zona para tener una hoguera y reunirse alrededor.

Cuando elegimos sitio el camarero nos explicó que hay dos códigos QR diferentes. Uno para ver el menú y otro para pedir y pagar directamente desde la mesa.

Los precios son los típicos del barrio. $12 por un cóctel enano y $8 por un vaso de cerveza. No me gustó que no conocía ninguna de las cervezas pero eso es problema mío. Después de preguntar al camarero pedí la más ligera y no estaba mal del todo.


Me gustó que la carta no era muy extensa. Soy muy indeciso y odio tener que elegir a la hora de comer.

Mientras llegaba la pizza pedimos coliflor con miel y ajoaceite que estaba francamente buena. No me gustan las verduras hervidas y en especial la coliflor, pero al horno la tolero.


La pizza llegó bastante rápido. Pedimos la borgata: salsa roja, mozzarella, pepperoni, ricotta, miel de chile de Calabria y albahaca. $29 por una pizza de 16".

La pizza tiene buena pinta y huele estupendamente. La albahaca era fresca. Posiblemente de los muchos maceteros con bellísimos ejemplares que tenían colgando por la terraza.

Lo que no me esperaba es que la ricotta estuviera servida en zurullitos encima de la pizza. Pensaba que iba a estar espolvoreada junto a la mozzarella. Nunca nos habíamos enfrentado a algo así y nos pareció que lo más obvio era esparcir la ricotta a lo largo de la porción. No me agradó la experiencia.

La masa tampo es para echar cohetes. Enseguida se queda entre tiesa y gomosa. No duró caliente ni 5 minutos. Y aunque por el aspecto tenía pinta de estar crujiente, al menos en el borde, todo fue una ilusión.

La pizza es comestible pero no te va a cambiar la vida. No tendría que exagerar mucho para afirmar que he comido pizzas congeladas que he disfrutado más.



Ya sin hambre y con las sobras de la pizza y coliflor en una caja para llevar me eché hacia atrás en la silla mientras me acariciaba la panza por encima de la camiseta. Todavía me quedaba un poco de cerveza y se estaba de maravilla al fresco.

Entonces el perro de la mesa de al lado y yo alzamos la cabeza en un movimiento de alerta. Teníamos delante de nosotros a una rata de proporciones considerables. – ¿Splinter? – la llamé pero no recibí respuesta.

Mi mujer y los dueños del perro se percataron de la anomalía espacio-temporal pero su respuesta no fue la esperada. Nadie se levantó de la silla y subió de un salto a la mesa mientras de puntillas gritaba. Más bien empezaron a señalarla, sacar el teléfono y tratar de llamar su atención. Unas cuantas mesas se unieron al espectáculo pero la rata sufría de miedo escénico y se fue por donde vino.

Al final acabamos pagando $74 por una pizza, una coliflor, una cerveza y un cóctel (spicy paloma que no picaba). Impuestos y propina incluidos.

Si la conclusión es que me gustó más la coliflor que la pizza... creo que no me la juego si digo que no volveré a este local.


Aunque tenía pizza de anoche en la nevera, esta mañana desayuné cereales. Algo no debe estar funcionando muy bien dentro de mi.

Más tarde me dije que tenía que comerme la pizza. Al precio que la pagamos no la iba a tirar. La pizza no merecía que enchufara el horno. Y no tenemos microondas. Así que la calenté en la sartén.

Definitivamente y aunque no le puse demasiado esfuerzo, la pizza de Pizza Lobo no pasa el test del día siguiente.
01 Sep - Sin comentarios -