En Valencia abrió hace muchos años una tienda llamada Taste of America. Era el típico sitio donde la gente iba a por una Coca-Cola de cereza o vainilla.
La única vez que fui fue en primavera de 2022 y compré unos Pop Tarts para enseñarles a unos amigos.
Un poco antes empezaron a abrir más tiendas por el estilo. Una enfrente de la Estación del Norte y otra en la Plaza de la Reina. Entré a buscar Flaming Hot Cheetos y los tenían a 10€. Podía esperar a volver a Chicago.
Esta noche me he encontrado una tienda parecida en Chicago, con snacks sobre todo mexicanos y asiáticos.
Ningún producto tenía el precio puesto. Sabía que iba a ser caro. He dado un par de vueltas y me he decidido por un Kit-Kat de boniato. Le he preguntado al dependiente. $18. Lo he vuelto a dejar y nos hemos ido sin comprar nada.
Ahora buscando en la web he visto que online los venden a $12. A ese precio tal vez los hubiese comprado. Aunque me siguen pareciendo carísimos.
Una vez probé varios Kit-Kat de sabores raros cuando un chico japonés que conocí en Los Angeles vino a visitarme a Barcelona. Me trajo un buen surtido de cosas que el sabía que no había probado.
Algún día espero poder ir a Japón y probar algunas cosas más.
La única vez que fui fue en primavera de 2022 y compré unos Pop Tarts para enseñarles a unos amigos.
Un poco antes empezaron a abrir más tiendas por el estilo. Una enfrente de la Estación del Norte y otra en la Plaza de la Reina. Entré a buscar Flaming Hot Cheetos y los tenían a 10€. Podía esperar a volver a Chicago.
Esta noche me he encontrado una tienda parecida en Chicago, con snacks sobre todo mexicanos y asiáticos.
Ningún producto tenía el precio puesto. Sabía que iba a ser caro. He dado un par de vueltas y me he decidido por un Kit-Kat de boniato. Le he preguntado al dependiente. $18. Lo he vuelto a dejar y nos hemos ido sin comprar nada.
Ahora buscando en la web he visto que online los venden a $12. A ese precio tal vez los hubiese comprado. Aunque me siguen pareciendo carísimos.
Una vez probé varios Kit-Kat de sabores raros cuando un chico japonés que conocí en Los Angeles vino a visitarme a Barcelona. Me trajo un buen surtido de cosas que el sabía que no había probado.
Algún día espero poder ir a Japón y probar algunas cosas más.