El sábado 23 de marzo asistí a la feria anual del tatuaje de Chicago.
Hace tiempo que no me hago un tatuaje nuevo y tengo ganas. Seguramente lo próximo que me haga sean los nudillos. Fui en busca de inspiración.
Llegamos poco antes de medio día y fuimos directos a por cerveza y a sentarnos en primera fila del escenario. Vimos un par de actuaciones.
La primera actuación fue de la contorsionista Camille Zamboni, quien comió uvas con los pies y disparó el arco también con los pies.
La siguiente actuación que vimos fue la de Reggie Bügmüncher. Ella misma se describió como una artista de sideshow.
Durante su actuación se introdujo un clavo por la nariz, andó sobre espadas, tragó una espada, se tumbó sobre una cama de espinas con una asistenta cabalgándola y se colgó una pecera de los ojos. Muy entretenido.
Después de los shows dimos unas vueltas por los diferentes stands.
El espacio era enorme y estaba lleno. Seguramente había un par de cientos de personas siendo tatuadas a la vez.
Cogí tarjetas de visita de aquellos artistas que me llamaban la atención. Algunos tenían también pegatinas. Algunas gratis y algunas de pago. Me hice con unas cuantas de cada.
También tenían a gente exhibiendo sus cuerpos. Te podías sacar fotos con ellos.
Pasamos unas cuantas horas dentro del recinto. Comimos allí dentro. La comida estuvo mejor de lo esperado. Nos hicimos con un sushi bowl y un plato de korean beef bulgogi. Cada uno costó $19 y fueron abundantes en cantidad y ricos en sabor.
A la salida pensé en comprarme una camiseta del evento pero por este año lo dejé pasar. Es posible que el año que viene repita. Y quien sabe si me acabo tatuando.
Hace tiempo que no me hago un tatuaje nuevo y tengo ganas. Seguramente lo próximo que me haga sean los nudillos. Fui en busca de inspiración.
Llegamos poco antes de medio día y fuimos directos a por cerveza y a sentarnos en primera fila del escenario. Vimos un par de actuaciones.
La primera actuación fue de la contorsionista Camille Zamboni, quien comió uvas con los pies y disparó el arco también con los pies.
La siguiente actuación que vimos fue la de Reggie Bügmüncher. Ella misma se describió como una artista de sideshow.
Durante su actuación se introdujo un clavo por la nariz, andó sobre espadas, tragó una espada, se tumbó sobre una cama de espinas con una asistenta cabalgándola y se colgó una pecera de los ojos. Muy entretenido.
Después de los shows dimos unas vueltas por los diferentes stands.
El espacio era enorme y estaba lleno. Seguramente había un par de cientos de personas siendo tatuadas a la vez.
Cogí tarjetas de visita de aquellos artistas que me llamaban la atención. Algunos tenían también pegatinas. Algunas gratis y algunas de pago. Me hice con unas cuantas de cada.
También tenían a gente exhibiendo sus cuerpos. Te podías sacar fotos con ellos.
Pasamos unas cuantas horas dentro del recinto. Comimos allí dentro. La comida estuvo mejor de lo esperado. Nos hicimos con un sushi bowl y un plato de korean beef bulgogi. Cada uno costó $19 y fueron abundantes en cantidad y ricos en sabor.
A la salida pensé en comprarme una camiseta del evento pero por este año lo dejé pasar. Es posible que el año que viene repita. Y quien sabe si me acabo tatuando.