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El muerto enfermo de amor, de Junji Ito
Hace unos 15 años devoraba manga. Tenía varias colecciones abiertas a la vez y compraba también muchos tomos autoconclusivos o pequeñas series.

El tema del terror no lo toqué mucho en esa época. Leí Dragon Head y La mujer de la habitación oscura, ambos de Minetaro Mochuzuki. No me viene a la mente ninguno más.

El día que descubrí Quimbys vi que entre tanto zine tenían también algún cómic y revistas de cine y terror. En una estantería estaba el volumen integral de Uzumaki, de Junji Ito. Me llamó la atención y cuando llegué a Valencia lo busqué en la biblioteca. Estaba. A veces. Se ve que es uno de esos cómics que se llevan a menudo. Supongo que eso es buena señal.

El día que fui decidido a llevármelo no estaba. Pero estaban El muerto enfermo de amor y Black Paradox. Cogí los dos.

El dibujo es oscuro y macabro


La premisa de la que parte este manga es muy japonesa: los días de niebla la gente espera en las esquinas a que pase alguien y entonces le formula una pregunta. La respuesta de este desconocido se considera un presagio y ayuda al que hace la pregunta a tomar una decisión.

Un misterioso chico guapo vestido de negro aparece repetidamente respondiendo a estas preguntas de manera muy negativa. Además tiene un extraño efecto en la persona que pregunta haciendo que se tome la respuesta tan en serio que ha de llevarla a cabo sin importar las consecuencias.

Son las respuestas de este misterioso chico guapo las que hacen que todas las jóvenes del pueblo se suiciden una detrás de otra y el protagonista de la historia tendrá que descubrir qué es lo que está pasando y ponerle fin.

Hacía años que no leía un manga y había olvidado las costumbres tan raras de los japoneses. Hasta las conversaciones de relleno entre personajes me resultaban extrañas.

La historia me ha atrapado desde el principio y hasta casi el final. El último capítulo es muy extraño. Muy japonés.

Las chicas del pueblo corren enamoradas detrás del protagonista


La tensión se va construyendo poco a poco, con subtramas que van haciendo avanzar la historia principal y se van superando en locura. Algunas viñetas son verdaderas barbaridades dignas de un psiquiátrico. Excesivas en todos los aspectos imaginables. Y esto lejos de repeler hacía que quisiese más. He descubierto algo que pensé que era imposible: sentirme repelido y atraído a la vez por unas viñetas de cómic. Por eso el final no me ha terminado de gustar. Hubiera alargado un poco más el pico de locura a riesgo de que se volviera cómico.

El dibujo es muy oscuro y transmite muy mal rollo. Junji Ito tiene una forma muy peculiar de dibujar e iluminar las escenas utilizando mucho el negro.
08 Jan - Un comentario -

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